Por: Carlos Paja Vilca ♦Día Mundial del Medio Ambiente ♦29/05/2020

Dentro de solamente una semana, el 5 de junio se celebrara el Día Mundial del Medio Ambiente, en el Perú el año pasado (cuando aún ni se hablaba de una pandemia), se aprobó una celebrada normativa con la finalidad de marcar el fin de la utilización del pastico de un solo uso en los próximos años. Han pasado pocos meses de iniciar la puesta en marcha de estas medidas, y este material aparentemente condenado al desuso, ha tenido una segunda oportunidad con la llegada de una pandemia de magnitudes mundiales, la cual lo sustenta en forma de mascarillas desechables, guantes y protectores faciales, entre otros equipos de protección de personal.

En la búsqueda de materiales para frenar el contagio del COVID-19, ha resaltado la utilización del plástico, tanto por su versatilidad, su poco peso y su bajo coste económico; pero no se ha tomado en cuenta que los artículos de protección son muchas veces de un solo uso, y su reciclaje demanda un complejo y costoso esfuerzo, además agregamos a estos argumentos que lamentablemente la cultura de reciclaje aún no está internalizada en el comportamiento de la mayoría de la población. A pesar que los sacrificados trabajadores de limpieza pública no ha detenido sus labores desde iniciada la cuarentena, en algunos distritos populosos se ha podido ver guantes impares desechados a sus suerte en la vía publica o jirones blancos de trajes de protección, los cuales han cedido al uso excesivo y han terminado volando en dirección del viento por las arterias de la ciudad; es bien sabido que no solo es un problema de este país, ni siquiera de este continente, es un problema global, ya que lamentablemente en las playas del archipiélago de Soko, situado entre las populosas ciudades de Hong Kong y Lantau ya se han comenzado a ver mascarillas y guantes flotado a la deriva, indicando de una gestión inadecuada de los residuos.

Durante los últimos años ha sido inevitable observar un impacto ambiental de residuos plásticos en los ecosistemas acuáticos y terrestres, según la ambientalista Greenpeace se llegaban generar un promedio de 12 mil millones de toneladas de residuos al año, ahora es innegable que debido al COVID-19 la producción de plástico se incrementara y esto traerá consecuencias negativas al medio ambiente.

En las próximas semanas materializara la reactivación de varios sectores productivos en nuestro país, una señal clara de ello es el retorno de la modalidad de delivery, a la cual la mayoría de restaurantes tendrán que alinearse con el fin de poder seguir subsistiendo económicamente, señalemos que el consumo y transporte de comida preparada va demandar un uso de plástico excesivo tanto en bolsas y en el tan temido poliestileno (tecnopor).

La ciencia no ha parado de buscar productos alternativos a los existentes para tomar ejemplos de nuestro país mencionamos que en la ciudad de Arequipa un ingeniero ha conseguido financiamiento del Concytec para desarrollar una mascarilla de larga duración la cual cumple los estándares internacionales y ofrece la tan ansiada protección N95; en la ciudad de Lima, ingenieros de la Universidad Nacional de Ingeniería se encuentran investigando una tela que ofrezca mayor protección ante el temido virus, y logre tener cualidades biodegradables.

De nosotros depende, que cuando termine la pandemia y nuestra seguridad sanitaria esté asegurada, logremos encontrar un planeta mejor del que tuvimos al inicio de este confinamiento, de nosotros depende que las normas que celebramos tan gratamente se sigan cumpliendo en medida de lo posible, de nosotros depende que podamos establecer una cultura de reciclaje que tanto hace nos falta, DE TODOS NOSOTROS DEPENDE que los invitados a los cinco de junio de los próximos años, no celebren el Día Mundial del Medio Ambiente, con los mismos temores e incertidumbre de hoy.